La Ley de la Vida requiere que cada individuo se convierta en un Espíritu Santo encarnado. Hasta que cada corriente de vida eleve la acción vibratoria de su propia energía, hasta que esta misma actividad no exprese la Gracia y el Amor del Espíritu Santo, esa persona no alcanzará su destino divino, su responsabilidad y su perfección preordenada. Se ha dicho que un individuo se debe convertir en la encarnación del Amor a fin de curar. Esto es una verdad científica. La única tasa de acción vibratoria que llevará la esencia cósmica del Espíritu Santo es la absoluta, incondicional, ininterrumpida ARMONIA y cuando una acción vibratoria así es mantenida alrededor de una corriente de vida sin ser molestada, los poderes cósmicos de la creación vienen a través de dicha corriente de vida y van a enriquecer el universo por las ondas provistas a través de un individuo que es todavía parte de ese esquema evolucionario. Si pudiéramos encontrar el número suficiente de individuos que estuvieran dispuestos a proveer estos canales de fuerza, nosotros pronto transformaríamos las conciencias de la gente de la Tierra y las corrientes más finas del Espíritu Santo interpenetrarían el plano de la Tierra y llevarían dentro de la armonía a todas las corrientes de vida.
Amado Aeolus
CONTINUA…