EL MORYA:
La razón y el conocimiento intelectual llevan al peregrino
a través de llanuras donde crece la grama verde y brilla
el sol – y de vez en cuando – en el horizonte, la Montaña
del Logro encapotada de blanco brilla delante de la vista
deslumbrante del aspirante esperanzado.
Los peregrinos sobre el Sendero a menudo llegan a
estar tan enamorados de la altura y belleza de la cima de
la montaña, que ellos casi llegan a estar ebrios de alegría
en su búsqueda y son únicamente, los Mensajeros de Dios
invisibles pero siempre-presentes quienes les acompañan,
para que sepan del sendero peligroso entre su trayectoria
feliz actual y la cumbre de esa Montaña del Logro.
Cuando el hombre al principio apareció desde Dios él
creó un Puente mediante el rayo de su propia atención y
cruzó sobre éste desde el Paraíso hacia la Tierra. Después
del descenso, la mayoría de los hombres olvidaron su Origen
Divino, y como el Puente fue construido del rayo de su
propia energía de vida, este habría llegado a estar enteramente
desintegrado – de ese modo para siempre cortando
su retorno – si no fuera por las almas fuertes y valientes
quienes se ofrecieron como voluntarias para venir y protegerles.
Estos Espíritus Guardianes mientras moviéndose
con los hombres en el mundo de la forma, sin embargo,
mantuvieron su atención sobre las Alturas, para que un hilo
del Puente pudiera permanecer siempre sin ser roto como
un Sendero de Retorno al Hogar del Padre cuando el libre
albedrío del individuo lo impulsara a buscar esa Liberación.
Los Espiritus Guardianes
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