“Amados amigos, es el servicio de Aquellos que sirven conmigo – los
Defensores de la Fe – mantener viva la Fe de Dios dentro de los corazones y almas
de los hombres; la Fe en su propio destino Divino, conocimiento que debería
elevarles a ellos por encima de las limitaciones en las que están sumergidos ahora.
Es para intensificar y expandir esa Fe que las Legiones de Mi Reino alientan
constantemente la luz del alma de los hombres y con ese aliento dan algo de
Nosotros mismos, algo de Nuestra Naturaleza, servicio que capacita a los hombres
a ‘continuar continuando’.
Este hermoso Santuario en Banff fue preparado para Nuestro uso por los
Constructores de la Forma, asistidos por miembros de la Hueste Angélica, en la
época del descenso de la Primera Raza Raíz, acompañada por el Señor Manú y por
Mi Mismo. Fue modelado de las rocas con los diamantes y zafiros más exquisitos
extraídos del corazón de las montañas con la cooperación de la Amada Virgo.
Recuerdo la ocasión de Mi primera visita aquí, y el sentimiento de amor – el
profundo amor – que surgió a través de Mí por el querido planeta y por los benditos
Seres que, con armonía y belleza amorosa, moldearon un regalo tan magnificente,
tan sagrado y completamente hermoso para Nuestra visitación y Nuestro uso.
Durante todas las primeras Edades Doradas este Templo fue usado. Desde
toda la superficie terrena de la Tierra donde la raza se había esparcido venía la
gente que deseaba ser revitalizada. En la Llama sobre el Altar encontraban el
nutrimento para el proyecto o idea particular que deseaban exteriorizar. Aquellos
parándose dentro de Esta encontraban la semilla prima de su idea creciendo y
desarrollándose de manera mágica, mística, y muy a menudo, antes de que ellos
hubiesen descendido los escalones del Templo, los conceptos efímeros del cuadro
que tenían en mente habían sido investidos con una imagen mental concisa, clara
en los sentimientos, y a menudo precipitada en sus manos, si era un pequeño objeto.
Esta es la actividad de la Fe, amados seres. Es dar vida y sustancia a aquello
que es efímero – a aquello que vive en el reino de la ideación – y que muere muy a
menudo por la falta de que la invistan con la sustancia del mundo de sentimiento
a través de la Fe antes de que sea bajada hacia la sustancia más densa del mundo
físico.
Después de la Caída del Hombre, cuando hubo retirado su atención de su
Presencia y llegó a estar absorbido en las creaciones del mundo externo, este
Templo fue cerrado a la mente material y mientras tanto ha permanecido vibrando
en el reino etérico durante las largas centurias hasta la época actual.
Muchos de los Templos usados en la Atlántida y Lemuria han sido elevados
a los reinos etéricos. Algún día ellos serán bajados de nuevo cuando el hombre esté
espiritualmente listo para recibirlos. Ha sucedido que una o más de las preciosas
piedras usadas en la construcción de estos Templos han sido colocadas en las
manos de un Alto Sacerdote o en el Jefe de una Orden Espiritual donde forman una
conexión con la Jerarquía Celestial. Hay varias docenas de las piedras
de Mi propio Templo en la posesión de individuos en diversos puntos sobre la
superficie de la Tierra hoy; corrientes de vida en cuya posesión sucede ser que no
siempre están conscientes de su origen o de donde vinieron, pero que sienten la
cualidad mística que irradia desde ellas y las atesoran acordemente.
¿Saben ustedes, amados seres, que la propia sustancia de sus propios
hogares, los muebles dentro de ellos, y todas sus posesiones personales están
cargadas con la acción vibratoria de su propias corrientes de vida, y que cada cosa
que piensan y sienten y hablan se registra dentro de ellos todo el tiempo?
Los Templos que fueron atraídos en las primeras épocas todos eran
protegidos por los Sacerdotes y Sacerdotisas y guardados para que ninguna
discordia pudiera cargarse dentro de su sustancia.
EL AMADO ARCÁNGEL MIGUEL
Defensores de la Fe
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