Yo represento la Voluntad de Dios y Mi servicio y ac­tividad en las esferas internas es indudablemente una delicia. Cada Maestro, Angel, Deva y elemental en dichas esferas internas está en completo acuerdo con dicha Voluntad y recibe con beneplácito toda oportunidad de aprender sobre los nuevos designios que emanan desde la Guardiana Silenciosa en un período de veinticuatro horas, apurandose a realizarlo y a exteriorizarlo. Sin embargo, en el mundo de la forma, a Mi, al representar la Voluntad de Dios, es a quien menos se invita. No hay compromiso con condiciones humanas, no existe compromiso con la personalidad. A veces llego a desear que lo hubiera, ya que “YO SOY” sólo el Representante, el Mensajero, y tengo que dar dicha Voluntad a todos aquellos que comparecen inocentemente ante Mí, ojala levantando la copa de su concien­cia y tímidamente invocando a dicha Voluntad, no obstante aguantando siempre un poquito. ¡Yo no puedo aguantar nada cuando se me llama a la acción! Solo vivo para exteriorizar dicha Voluntad y, así como el agua fluye imperso­nalmente a través del canal que se le abre, así Mi Ser consciente se apura a (y a través de) la corriente de vida que – en el silencio de su propio sagrario – realiza la gran rendición, una rendición del ego y del precio y propósito, y dice con profundo sometimiento: “¡HAGASE TU VOLUNTAD!”

Amados amigos, en ese momento en que ustedes invocan el Fuego Sagrado de la Voluntad de Dios y Yo, el Servidor de dicho Fuego, respondo, no puedo hacer mas que prometer que después de que la rendición haya sido aceptada (la cual, después de todo, es meramente una pugna con el ser externo) encontrarán que la Voluntad de Dios para ustedes es mucho más armoniosa y confortable que aquella que sus sueños más profundos pudieran representar como su propia voluntad humana verdaderamente para lo mejor para ustedes mismos”.