La Obediencia, como el orden, es una de las Primeras Leyes del Cielo. Cada Ser Divino sigue las Leyes de la Obediencia y Orden Divino en la realización de Sus respectivos
servicios a la vida. Los chelas no ascendidos, serios y sinceros aunque puedan serlo, con frecuencia se rebelan contra la obediencia a una Inteligencia Superior, sintiendo que ellos están perdiendo su sentido de independencia y el derecho a la auto-expresión. Como Jerarca en Luxor, – He aprendido por muchas centurias las excusas astutas de las personalidades que desean con todo el corazón la cosecha de la Liberación Espiritual, sin embargo aferrándose tenazmente a esos mismos rasgos de la personalidad que les hace imposible lograr tal Liberación. Hay disciplinas que son amablemente ofrecidas en Luxor, en donde y por medio de las cuales los chelas pueden superar estas imperfecciones de carácter y lograr una Liberación Espiritual duradera. Sin embargo, pocos allí hay quienes voluntariamente apliquen la instrucción dada, moren dentro de las disciplinas establecidas y conozcan la alegría que llega al cooperar amorosamente con su Instructor Quien les conduce siempre hacia Dios.
Las disciplinas practicadas por ‘razón de deber’… crean rebeliones internas en el alma y estos chelas no se benefician permanentemente de eso. Otros chelas, saben que mediante el uso de estas disciplinas en cooperación amorosa con su Instructor se gradúan mucho más rápidamente hacia esa Liberación a la cual toda la humanidad aspira. No apliquen para la entrada a disciplinas rigurosas provistas por Mi mismo y la Hermandad de Luxor si buscan únicamente un paliativo para la molestia y limitación personal. Tales paliativos
no son los regalos de Luxor. Nuestro regalo para la raza humana, Angeles aprisionados y toda vida elemental imperfecta es la redención permanente de energía calificada destructivamente y la Liberación permanente hacia el Diseño Divino natural para cada reino,- y al cierre del servicio de cada uno sobre esta dulce Tierra, la Ascensión en la Luz. No Nos consideren inhospitalarios, – sino más bien bondadosos señalándoles Nuestro curriculum particular, para que puedan entrar a ese Retiro Maestro Ascendido que pueda ajustarse mejor a sus requerimientos y deseos.