El mundo de los Ángeles es un mundo de Amor -un mar dorado de pulsante, respirante, Llama Radiante, con los Querubines y Serafines recreándose Ellos Mismos en el viviente Corazón y Seno del Padre-. El único sendero a la verdadera experiencia de Su presencia personal es Amor -pero este Amor debe ser revestido con gran paz interna y tranquilidad, como si su ser interno fuera un mar de aguas azules y su conciencia una flor de loto abriéndose al Sol de Dios, descansando sobre el mar azul y derramando la radiación de su Ser-. Viviendo de este modo en una tranquilidad y equilibrio internos, pueden caminar con suaves, y reverentes pies, en cualquier momento, a la presencia de los Ángeles, pero la mínima emoción perturbadora o tensión nerviosa cierra la puerta temporalmente a Su presencia.
Amado Arcángel Miguel