Noviembre I 2011
Se nos demanda unirnos a nuestra Divina Presencia «Yo Soy», al menos tres veces por día.
Poner nuestras manos a la altura del corazón, respirar y decirle a nuestro niño/niña interna: «SOY INOCENTE HAGA LO QUE HAGA, SOY INOCENTE HAGA LO QUE HAGA, SOY INOCENTE HAGA LO QUE HAGA.» (extraído de un curso de Milagros)
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